Me estaba cuestionando en si hay algo con el mes de agosto —que ya esta semana estrenamos— que ande creando algún tipo de expectativa.
Lo digo porque tengo lectores y lectoras (pero sobre todo amigos y amigas) que no han parado de preguntarme (casi exigirme) que qué narices pasa en agosto, qué se mueve ahí arriba, cuál es el peso de los planetas y las ligerezas en sus vidas.
Como si, más que nunca, la gente anduviese haciendo malabares y equilibrios y agosto resultase definitivo para saber de qué lado van a caer o dónde, cuándo y cómo abrir el paracaídas.
Y aver: agosto es un mes como cualquier otro.
Quiero decir, no es que tenga más validez que otros meses —de hecho, no es lo mismo un mes cardinal con el cambio de estaciones que un mes de temporada Leo y Virgo, sin eclipses, ni configuraciones duras— pero es verdad que, con tanto planeta retrógrado que se nos viene encima, quizá el mes flota con cierto aire de desasosiego.
— Quiero ir a algún sitio pero… ¿a dónde?
— Voy a empezar un nuevo trabajo… ¿pero es el que quiero?
— Tengo organizado esto o lo otro… ¿será que le doy la vuelta?
Hay, por supuesto, un gran cuestionamiento. Un querer —un querer grande y vitalista y que todavía va a darnos muy buenas respuestas y alegrías— pero cierto emborronamiento en los objetivos. O un querer abarcar mucho. O… una vez más: un montón de cambios de planes.
Yo estoy de hecho redactando esto en un genial domingo y con cielo super, super, super productivo (si estás suscrito, suscrita, ya te llegó un email con regalito muy lindo: o sea, una fecha y momento escogido para que lo aproveches de un montón de maneras —por ejemplo, para apuntarte a mis cursos y aprovechar las ofertas de verano).
Y mirando las efemérides y el Cielo que estrenamos pareciera que todo gira en torno a la Luna Llena del martes.
O sea: el último Astroboletín te hablaba de esa conjunción entre Venus y Mercurio bien activa (te tiene que haber traído visitas, mensajes con cambios de planes, propuestas, acuerdos, contratos… y hasta alguna batería o motor roto) y de un Mercurio domiciliado en Virgo.
Bien, pues en este Astroboletín —también de pocos eventos— la cosa va de un plenilunio, plenilunio (una Luna Llena que todo lo baña de su energía, sobre todo porque se da al comienzo de la semana) y una bienvenidísima dosis de Júpiter, que es el mismo que está ahora mismo auspiciando este domingo y de cuya fecha te hablé en mi correo del viernes.
O sea, que mi consejo —al menos si trabajas sólo con los tránsitos— es que te levantes la carta de la Luna Llena sobre tu carta y la uses como brújula para los posibles eventos de TODO LA SEMANA.
Pero, Emilio, ¿entonces de qué va la semana? (parece que te escucho, hasta te veo levantando la mano para formular la pregunta).
A ves… la semana dependerá de tu carta, pero sigue esta especie de orden: Reparación, esguince, un problema con un perro o gato o una noticia un poco tristona o agobiante. Un viejito o una viejita. Un ahogo. Un problema de aguas.
Y también: mucha fiesta, bodas, trabajo productivo, alegrías, comilonas, maternidades. Y un Venus que sigue reciclando modas y rescatándote gusto por lo retro (¿leíste el especial, no?).
De todas formas, a pesar de que este mes haya cierto tono retrógrado, estas semanas primeras de agosto tienen un toque muy de buscar soluciones nuevas y visitar lugares diferentes y darle la vuelta a la tortilla (eso también que te hablaba el otro día de que… al mal tiempo, buena cara).
Vamos entonces a la Luna Llena. O sea. Plenilunio, plenilunio el martes 1 de agosto.
Los grados: pues tienes al Sol en Leo en el grado 9. La Luna en el grado 9 de Acuario (obvio, signos opuestos).
De hecho, es lo menos relevante de la lunación… o bueno, tampoco hay que ser tan así. Puedes mirar qué casas se te activan, sin duda. Qué ejes opuestos.
Eje 1 y 7. Yo versus socios o parejas.
Eje 2 y 8. Dinerito, comida, impuestos, propiedades tuyas o de los otros.
Eje 3 y 9. Mente y hermanos cuñadas, viajes largos…
Y así con cada eje.
Pero creo que es mucho más relevante el conjunto del cielo. Así, la lunación trae asuntos de maternidad con ayuda, sin ayuda, deseado, sobre todo. O sea, que parte de las noticias alegres pueden ir por ese camino. También un reajuste de costumbres de embarazadas padres o madres.
Además, también tenemos la caída —la caída, tristeza, tropezón… aunque probablemente esto ya lo has vivido incluso unos días antes— de un acuerdo. El problema de tuberías. El desastre acuático. La inundación o mal funcionamiento en algún mensaje o aparato electrónico. La noticia trágica de algún joven con adicciones.
Crítica. Autocrítica. O unos resultados médicos que, aquí también de nuevo, obligan a un reajuste alimenticio o de lo cotidiano. Recuerda que las articulaciones y pies andan fríos y un tanto inflexibles. O un atasco o bloqueo viajando.
Finalmente, parte de la lunación viene con una especie de empujón —ímpetu me parece una bella palabra para definirlo—, de amistades, asociaciones (espérate a que pase un día para firmar documentos), asuntos económicos, propuestas, bodas… y un aceleramiento (un poco desbordado) de posibilidades y de trabajo que se adelante.
Si te pasa como a mí, que me toca trabajar este agosto, te aviso que la lunación es un regalito para sacarse tareas de encima. Concentrarse. Reorganizar tu puesto de trabajo. Buscar nuevas manera de productividad y sentir cómo tenemos gente cerca que están apoyándonos y con quién podemos contar.
Eso siempre que lo hedonista no nos ponga muy disfrutones (Júpiter en Tauro mediante).
Te paso el resto de contactos de la lunación y sus grados. Para que los vigiles TODOS.
Mercurio opuesto a Saturno, de Virgo a Piscis: grado 5 y bien puedes ver qué pasa en Géminis y Sagitario.
Marte con trígono a Júpiter, de Virgo a Tauro: grado 13. El de Capricornio también me vale. Obvio.
Y nada, el resto de la semana es el desarrollo de esta Luna Llena. Con la Luna, por cierto que pasa a Piscis: ¡el dedo gordo del pie! y se junta a Saturno y causa cierto estropicio y ahogo extra (¿leíste mi especial sobre el retorno de Saturno?).
Y luego a Aries —que no lo lleva nada mal este año— hasta que el domingo 6 cuando el Sol leoninísimo se cuadra a Júpiter toritísimo.
A mí me encanta esta cuadratura porque creo que invita a la vitalidad, al cariño, a la bienvenida y celebración. Por supuesto, puede conducirnos al exceso: pero Leo es un signo que, cuando quiere, hace las cosas bien, justas y equilibradas.
Así que aprovecha este toque de fuego y alegría si tienes casas con Aries y Sagitario lo mismo hasta se te forma un delicioso trígono de fuego / el grado es el 14 pero puedes darle un margen cariñoso).
Mi consejo: no te lo gastes todo de parranda, mima y déjate mimar.
Y por supuesto, únete a mis cursos a aprender Astrología (ya se llenó el de Saturno, maravilla de las maravillas y yo encantado de encantarte).
Por cierto, quiero acabar dando también las gracias por las respuestas divertidas al correo sobre el cuarto de baño que envié ayer sábado. Como bien te explico (también en el email de hoy, puedes aplicarlo a todo: moda, decoración, medicina… partes del cuerpo, destinos de viaje…).
Quiero además acabar con este texto de Loreto, una queridísima alumna (Ariana a tope, de hecho fue de las primeras que se anotó a mi formación completa). Desde ya mis mil gracias.
“Siempre me ha gustado la Astrología pero nunca se me había pasado por la cabeza estudiarla y profundizar en ella. Un día leí un Astroboletín en FB de un tal Emilio y me quedé alucinada por el abordaje tan desenfadado pero a la vez tan certero de lo que pasa ahí arriba. Me dije: Pero, y este tío, ¿cómo combina los conceptos y le salen estos informes tan guapos?
Así que me decidí a apuntarme a sus cursos. Si estás pensándotelo, no lo dudes. Con Emilio vas a disfrutar descifrando el Cosmos, aprendiendo desde cero, con un montón de material y además con unas clases en las que te lo vas a pasar pipa y se te pasan volando.
Déjate de movidas transpersonales y empieza BIEN por las bases, palabrita que no te vas a arrepentir. Y después nos cuentas”
¿No se le nota el Mercurio en el carnero?
Que tengas una super semana. Recuerda que mañana se acaban los descuentos de La Escuela Cósmica y me va a encantar tenerte del otro lado aprendiendo conmigo y haciéndole cosquillas al Cosmos.
Emilio
Imagen de Annette Meyer en Pixabay
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