Bueno, bueno, cómo estamos, ¡cómo estamos! Cómo está la plaza en este mes de diciembre… Un poquito jaleosa, sí es cierto, pero claro, también venimos arrastrando o —también podríamos decir— caminamos impregnados por la lunación del 4 de diciembre que aún marcaba la cuadratura entre Saturno y Urano y que prolongará sus efectos hasta el siguiente novilunio, novilunio, a primerísimos de enero.
Lo bueno: lo buenísimo, lo buenísimo, es que este mes tendremos la última, última, última cuadratura entre estos dos malotes —esa que no para de agitarnos la vida a quienes tenemos planetas personales por la zona fija y alrededor del grado 10. Así que aguantemos un tironcito más, querides, que esto se acaba.
Luego quedarán algunos restos —relaves mineros— que de vez en cuando soltarán su ponzoña pero será más ligera, resabiada, nos pillará sobre aviso. Hay que estar pendiente al principio de año pero de verdad que Saturno echa a moverse hacia adelante y se acabaron los encontronazos con Urano y se notará cierto cambio de energía. Como un desatascamiento. Yeah.
Más cosas. Pues, hablando de cambios de energías, el que nos ocupa esta semana sí que es relevante. Pasamos pantalla. Nueva temporada en el Netflix galáctico. ¿Y por qué? Pues os lo cuento en seguida, pero tiene mucho que ver con el nuevo Marte y el nuevo Mercurio. Además, Venus ya retrograda oficialmente y viviremos una muy simpática y jupiteriana Luna Llena, plenilunio, plenilunio. En Géminis.
Empecemos. Lo hacemos el lunes 13 y los dos cambios planetarios de la semana —y casi del mes, querides. Tomad nota.
Marte se despide de Escorpio —donde estaba fuerte y domiciliado pero claro, haciendo un poco de pupita— e ingresa en Sagitario —donde está peregrino pero, qué cojones, nos mola mucho así que una ola para ese Marte sagitariano. OOOOOOLAAAAAAA.
La verdad que las personas muy sagitarianas están de enhorabuena con el paso de Júpiter en Piscis y también con este ingreso—siempre que sepan moverse bien con la acción y energía marcial y no se vayan llevando los muebles por delante con las caderas ni rompiéndolo todo a lo “caballo de Atila”.
En cualquier caso, marcha para los y las centauras; emprendimiento, deporte, sexo, acción, riesgo, equitación y apuestas, que Sagi es muy riesgoso y un poquito ludópata y está bien así. Sólo que se ande con cuidado cuando Marte cuadre a Neptuno, que entonces lo que se juegue —apueste— tiene mucho riesgo de esfumarse —Neptuno— o ser luego fundido en una juerga etílica (cuadratura guasona pero muy etílica).
Tenéis hasta el 24 de enero para recargar las pilas —coincidiendo además con vuestro retorno solar y con el nuevo Júpiter, o sea, una maravilla. Aprovechadlo pero, repito, ojo con los excesos y las coces mal dadas. Por cierto que los planetas en fuego también pueden disfrutar de este tránsito, Aries y Leo, pero sobre todo Aries, ¡ahoi!
Venga, qué más cosas…
Ah, pues el mismo día Mercurio sale de Sagi —que sí, que muy gracioso pero un poco despistado y a mi compi de trabajo Sagi se le perdieron unos exámenes y a otra compi también Sagi la pillaron viajando de negro en el metro— e ingresa en el, seamos sinceros, un poquito metódico, conservador, ordenado pero también mega práctico, de confianza y super currante signo de Capricornio.
Claro, este es el Mercurio que bailará la bachata con Venus y Plutón y que os he comentado en el vídeo del mes y creo que también por las redes. Lo que pasa que el aspecto se dará más adelante.
En cualquier caso, buen momento —muy, muy buen momento— para que todas las flipadas sagitarianas que se os pasaran por la cabeza en estas tres semanas cobren forma, se materialicen, se moneticen y se prolonguen en el tiempo —que es un tema que concierne mucho a Capri, la idea del tiempo, de lo que perdura y de lo que es finito.
Ya sea para asuntos de leyes, para temas de economía o para contactar con maestros o viejas refunfuñonas que saben lo que significa que la vida te dé bien duro, este Mercurio seguro que podrá echarte una mano con su pensamiento estoico, objetivo, prudente y reservado.
Obvia decir que los que más notarán este tránsito serán los Capri —o quienes tengan planetas personales por la zona— pero el resto de signos en tierra podrían también sacarle partido, especialmente Virgo que conecta mega chachi con Mercurio.
Chiques, luego la semana se la pasa de aspectos lunares: Luna en Aries, Luna en Tauro… hasta que el sábado 18 se produce la luna Llena —plenilunio, plenilunio— en Géminis; justo por cierto el día del taller tan chachipirulesco de Júpiter en Piscis.
Es verdad que es una lunación muy bonita —o, cuanto menos, muy jupiteriana, sobre todo si entendemos que Júpiter es un planeta muy protector y que afortuna —especialmente con la Luna y el Sol; pues no es que se lleve igual de bien con todo el mundo.
Claro, en este caso, Luna se opone al Solete de Géminis a Sagi y en el grado 27 y justo se encuentran ambas luminarias en trígono y en sextil a Júpiter en Acuario. O sea, hay una especie de aura intelectual, filosófica, utópica, confiada y grupal amparando el diálogo Luna y Sol. No olvidemos que toda Luna Llena es una oposición, querides, y hay que poner las cartas sobre la mesa, decirse cuatro verdades o de alguna tomar decisiones sobre esto o aquello.
Es más, podemos seguir tirando del hilo: el regente de la lunación —de la Luna, que no del Sol— es Mercurio que se encuentra en Capricornio —como bien acabamos de ver— y va camino de un trígono a Urano en Tauro. O sea: que lo que se dialogue, lo que se manifieste, lo que brote o se alumbre, vendrá con connotaciones duales, prácticas, corpóreas, sensuales y un poquito chifladas o alternativas —cosas de Urano de Tauro.
En fin: luminarias y el regente muy bien puestos, que así es cómo se analizan las lunaciones, joder. Más no os puedo decir. Yo andaré dando mi taller al que le estoy echando ya un montón de rato para que el material sea tan sabroso y nutritivo como una guanábana. Hasta ahí puedo leer.
Y finalmente…
Los dos aspectos del domingo 19. Por un lado el sextil ya perfecto entre el Sol y Júpiter de Sagi a Acuario que será una delicia para quienes cumplan en ese día —además con la Luna ya domiciliada en Cáncer. No os quejaréis, brujitos y brujitas, que os espera un 2022 de la hostia de cojonudo.
Y… ¡Venus retrógrado! Como de Venus retro hablarán en todas las peluquerías, supermercados, bibliotecas, chats, reels y hasta estribillos de canciones… me voy a limitar a comentar que lo tendremos marcha atrás hasta el 29 de enero. Iré por supuesto comentando sus aspectos más importantes en cada boletín. Pero —otra vez y con mucho gusto— hasta aquí puedo leer.
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El resto lo sabéis. Que podéis seguirme por un montón de portales no energéticos: facebook, twitter, instagram, ese Youtube fullero —ya mencioné el vídeo de diciembre— y hasta por telepatía. Aprovecho para dar las gracias porque ya estoy con la agenda de enero y me da mucho gusto esto de que un mes antes, ya se me complete todo hasta arriba. Millones de gracias, de dankes y todo eso. También las gracias a esos duendes y elfas anotadas al taller del próximo sábado. No os decepcionaré, como siempre, ni vosotros ni vosotras a mí tampoco. Id preparando vuestros penachos y cuencos y tambores que la Luna llena promete.
Como siempre, podéis suscribiros colocando vuestro correo —somos más de 2000 suscriptores y suscriptoras— y así os llegan directamente a la bandeja, cada dominguito, recién salido del horno.
Se os quiere, se os abraza; desde este Berlín nevadito.
Con mucho, mucho, pero que mucho love y arriquitín,
Emilio
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