Que sí, que ya estoy de vuelta, que es verdad, no soy un espejismo y ¡aquí está el boletín! Lo escribo desde un ordenador en estado muy precario, repleto de parches, casi recién salido de quirófano y con la esperanza de que me aguante lo suficiente para colmaros de letras.
Ya veis: el otro día alguien escribía en Facebook que mis percances eran muestra fehaciente de que los astros no discriminan. Y por supuesto que no, ¿o qué creeis?, ¿que porque lea las estrellas no me afectan sus tránsitos y progresiones?… También es verdad que siempre me he pasado las retrogradaciones de Mercurio por el forro. Me encanta quitarles drama; mi vida ya es pura retrogradación con un Mercurio natal en caída que ve borroso y encima pierde las gafas en cualquier bar, se ducha con ellas o se olvida que las tiene puestas.
Lo que pasa es que este Mercurio retro se llevó la palma. Ordenador KO. Bicicleta KO. Retrasos. Los horarios apelotonados. Y cien mil cosas que hacer. Mirad los que tengáis cartas muy mutables porque es la energía del momento: planetas en Sagitario expandiendo y deseosos de conocimiento y un Marte y Neptuno en Piscis, también ensanchando sin barreras ni ton ni son. Vamos, una pluralidad desbocada. Un llegar tarde. Un despropósito de horarios.
Luego es verdad que las retrogradaciones tienen su punto bonito, o no tan bonito pero de aprendizaje: a falta de bicicleta, me ha tocado pasear por este Berlín deshojado, contenerme el mal genio y montar mucho en metro con su gente apretada, variopinta y maloliente. Sin ordenador no ha habido boletín ni tanta red social ni conexión. ¿Y sabéis qué? Aunque he echado muchi-sí-simo de menos la página, se está super a gusto sin maquinitas y sin internet. Y es que Mercurio retro es un período idóneo para hacerse una cura cibergaláctica electrónica tan necesaria en estos tiempos. Para buscar una conexión más genuina y honesta. Para enviar menos fotos. Para preguntar ¿Cómo estás? e interesarse de verdad por la respuesta.
Pero basta ya de chapa y vamos al análisis de la semana. Por cierto, un trillón de gracias a todos vuestros comentarios, emailes, whatsaps y mensajes telepáticos de ánimo: sois unos campeones. Thank you, thank you, thank you.
A ver. La semana que tenemos por delante es un poco pobre en aspectos. Es un muermo astrológico. Esto no significa que no puedan moverse cosas en vuestra vida —nada que ver, cada carta es un mundo y está recibiendo influencias continuamente. Hay poco que contar así que, para no acabar aquí el boletín, vamos a pegarle un repaso general a los astros y así nos hacemos una idea de por dónde van las energías.
Para empezar creo que es importante resaltar esta idea que he mencionado antes de mutabilidad en el ambiente: tenemos en el cielo un par de planetas en Sagitario y otro par en Piscis en cuadratura. Justo el viernes pasado vivíamos, además, la Luna Nueva en Sagi, en el grado 15. Se trataba de un novilunio muy positivo a primera vista; con muchas ganas de comerse el mundo, de conocer gente nueva, planear viajes, emprender proyectos. Sin embargo también traía su puntito tenso, peleón, desbordado, engañoso y húmedo. Tiempo para pensar en grande pero no irse por las ramas; ojito con lo que se promete, dificultades para ponerse de acuerdo porque todos quieren todo y no hay forma de acotar; y un Neptuno de por medio con su reúma, resfriados, borracheras, alergias, ahogos e intoxicaciones. Mucho lirili y poco lerele. Abstracción, teoría, pero nada de resultados tangibles o prácticos.
Todo esto, además, se refuerza a partir del miércoles 12, cuando Mercurio —ya directo— regrese a Sagitario. Fijaos, Mercurio ya se mueve hacia adelante —lo hace desde el viernes pasado—: se pasó unos días en Escorpio y ahora regresa al centauro, que es uno de sus signos de destierro.
Esto por un lado es mega bueno: las cosas empiezan a funcionar, mi ordenador se repara y los Boletines llegan puntuales. Es más, Mercurio repetirá la bonita conjunción con Júpiter que promete noticiones, escapadas, buenas ideas, más proyectos y contactos a tutiplén. Pero por otro lado, Marte y Neptuno desde Piscis seguirán haciendo de las suyas y hay que tener cuidado con qué se dice, los datos que se pasan, los secretitos, dimes y diretes, infamias y cenitas navideñas. Gente lengüetona. O mucha ingenuidad atontada. Como este jueves 13 la Luna ingresará en Piscis camino del cuarto creciente, pues tenemos un caldo de cultivo idóneo para peleítas, desencuentros, asfixias, excesos y adiciones considerables. Que el cielo nos pille confesados.
Luego, del resto de la semana tengo poco que contaros hasta que el domingo 16, Venus —de nuevo en Escorpio, intensa, profunda, magnética y demasiado melodramática— vuelva a dibujarle sextil a Saturno en Capricornio. Lo hace en el grado 9 y se trata de un aspecto que ya tuvimos en septiembre. Aspecto o mejor podíamos llamarlo aspectito, porque esto de los sextiles son facilidades pero dan poco o nada si uno no se lo curra.
En cualquier caso, con Venus y Saturno en aspecto armónico podríamos hablar de relaciones duraderas, gusto por lo antiguo, estabilidad y goce responsable. Liarte con un viejuno. O con una viejuna. Salir a la plaza a pasear del bracito. Visitar unas ruinas. Leer el periódico, fumar en pipa y beber café.
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Ahora sí. Ya me despido. Que vaya cómo os he echado de menos que hasta se me vino a la cabeza una canción de Elbicho.
Y por supuesto, como en cada Boletín, un trillón de gracias por leer. ¡Por compartir! Por la guasa. Por preguntar. ¡Por opinar! Por vuestros Likes. Recordad que podéis seguirme en facebook, twitter, instagram y por mi ya-no-tan-super-recién-estrenado canal de youtube. Que me encanta leeros. Que aprendo mucho, mucho, mucho vuestros comentarios y experiencias.
Un super abrazo,
Emilio P. Millán
(Foto. Fte: www.treksplorer.com)
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